La presión militar de Washington en el Caribe marca cada vez con más fuerza su presencia en aguas cercanas a Venezuela. Un buque de guerra estadounidense atracó en la mañana del 26 de octubre en Puerto España, capital de Trinidad y Tobago, nación insular caribeña vecina de Venezuela.
La llegada del destructor lanzamisiles USS Gravely ocurre mientras el presidente estadounidense, Donald Trump, amplía la presencia militar cerca de la República bolivariana y evalúa extender operaciones contra el narcotráfico a tierra firme en Sudamérica. El mandatario venezolano, Nicolás Maduro, denunció el despliegue como un intento de provocar “una nueva guerra eterna” contra su país.
El arribo del USS Gravely a Trinidad y Tobago forma parte de un conjunto de maniobras conjuntas programadas con las fuerzas locales, que se prolongarán hasta el 30 de octubre. Según funcionarios de ambas naciones, las actividades incluyen ejercicios de entrenamiento y operaciones de cooperación en materia de seguridad marítima.
La encargada de negocios de la embajada estadounidense en Puerto España, Jenifer Neidhart de Ortiz, explicó que el objetivo de la visita es “enfrentar amenazas compartidas como el crimen transnacional y fortalecer la resiliencia mediante misiones humanitarias y esfuerzos de seguridad”.
La llegada del destructor, que se suma al portaaviones USS Gerald R. Ford (desplazándose actualmente hacia las costas venezolanas), provocó controversia en la región.
Mientras Washington asegura que su despliegue busca frenar el tráfico de drogas y reforzar la cooperación antinarcóticos, críticos y líderes caribeños temen que la presencia militar intensifique la tensión con el gobierno de Nicolás Maduro.
En Trinidad y Tobago, la primera ministra Kamla Persad-Bissessar defendió abiertamente la colaboración militar con Estados Unidos, argumentando que el Caribe “no es una zona de paz”, ante el auge del crimen violento.
La escala del USS Gravely generó manifestaciones en Puerto España. Frente a la embajada estadounidense, el líder del Movimiento por la Justicia Social, David Abdulah, denunció la presencia del buque como “una abominación”.
“Este es un buque de guerra a solo unas millas de Venezuela cuando hay amenaza de guerra”, afirmó, cuestionando la decisión del gobierno de permitir su entrada. FRANCE 24




